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‘Macbeth. O Ruido e a Furia’, o lo céltico del lenguaje shakesperiano

enero 31, 2019

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Espectáculo en lengua gallega

Después de iniciar el ciclo Clásicos Nunha Hora – con el que cosecharon un éxito importante gracias a su versión de Casa de Bonecas– la compañía Estudo Momento apuesta por una doble decisión: volver al siempre eterno Shakespeare y rendir homenaje a Manuel Lourenzo –uno de los dramaturgos, directores, actores y pedagogos teatrales gallegos más prolíficos de su generación, Premio Nacional de Literatura Dramática en 1997 e impulsor de gran parte de las primeras iniciativas para armar un teatro gallego en unos tiempos en que algo hoy evidente y superado como es la profesionalización y difusión del teatro gallego era aún una verdadera lucha-. Para ello, revisan su traducción de Macbeth, un espectáculo que constituyó una de las primeras traducciones profesionales de Shakespeare a la lengua de Rosalía, estrenada por Teatro Circo allá por 1974, de importante repercusión en su día tal y como puede comprobarse en este enlace. Ahora, bajo el epígrafe Macbeth: O Ruido e a Furia se ofrece una versión convenientemente reducida –de unos 100 minutos de duración-, revisada y depurada de aquella traducción, que supone ante todo la conmemoración de un hecho teatral histórico en su momento, y un homenaje a una figura nunca lo suficientemente valorada en su propia tierra.

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Con esta revisión, Estudo Momento no pretende tanto hacer una recuperación arqueológica de aquel espectáculo de los años 70, sino básicamente poner de manifiesto la importancia del hecho concreto, y la belleza y potencia lírica y sonora del texto de la traducción de Lourenzo. En este sentido, se ha diseñado un espectáculo sobrio, de estética minimalista y cuya principal función sea, efectivamente, fijar la atención del público en el peso de la palabra, casi más que en el drama mismo. Siendo entonces un homenaje a la figura de Lourenzo la primera razón de creación de este espectáculo –incluso aunque nunca esté de más revisitar a Shakespeare- podemos señalar que el propósito de la compañía – generoso en su voluntad de apartarse y ser casi un vehículo complementario que dé cuerpo y forma a la reinterpretación lírica que hace Lourenzo de las palabras de Shakespeare- queda sobradamente cumplido.

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Más allá del trabajo de condensación del texto para un espectáculo que en su origen duró varias horas, hay que reconocer que las palabras de Lourenzo son de un valor poético que muchas veces opta por versos blancos y / o libres para potenciar efectivamente el carácter lírico de la palabra, su belleza e incluso cuanta vertiente céltica y simbólica pueda haber de Macbeth en las palabras de Shakespeare, emparentando así de algún modo la tragedia escocesa a la naturaleza gallega. Cabe además apuntar que Lourenzo no realiza tanto una relectura del clásico, sino una apuesta por acercarse a Shakespeare respetando la esencia original, pero a la vez teniendo esa cierta libertad para armar una poética propia desde lo clásico, empleando un lenguaje que ponga de manifiesto no sólo la ya conocida fuerza dramática de Shakespare, sino también las posibilidades que la sonoridad, rítmica y métrica del gallego puede aportar al lenguaje del autor. Escuchada desde hoy, la traducción de Lourenzo –pura y genuina en su personalidad, introduciendo expresiones netamente célticas como “irmás do fado” para referirse a las brujas-, de forma que desde el manejo del lenguaje acerca la esencia de la historia a esa raíz común tan evidente que poseen, en este caso, Galicia y Escocia. Si además nos situamos en una idea pregreñada hace más de 45 años, se pone inmediatamente de manifiesto la pureza del lenguaje, esta vez usado con fines líricos, expresivos y hasta simbólicos a nivel de raíces. Esto es: al valor intrínseco de esta traducción desde el presente hay que añadir el factor temporal para observar el valor del ejercicio en toda su extensión.

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La versión que codirigen Iria Ares y Xoan Carlos Mejuto tiene bien presente que no ha de subir a escena nada que distraiga de la recepción de la palabra misma. Espacio prácticamente vacío –apenas una plataforma móvil que los propios actores manipulan- y una iluminación sencilla pero bien planteada bañada en humareda que hace de las escenas de las brujas los momentos estéticamente más interesantes de la representación. Nuevamente –como en tantas versiones de esta tragedia- se opta por un vestuario de corte atemporal, seguramente para subrayar algo que no deja de ser obvio como es lo universal de una tragedia como esta, que habla de ambición desmedida: dado el carácter céltico de la propuesta, quizás se tendría que haber optado por realzar esta ‘celtización’ a través de la propuesta escénica, algo que sólo ocurre a través de las brujas.  Tal vez debido a ese minimalismo –que sin duda hará que la propuesta luzca mejor en espacios de menor tamaño que el Rosalía- hay ciertas escenas que se quedan algo desnudas y todavía son susceptibles de replantearse: la versión se juega con cinco intérpretes –indudablemente pocos para una obra como Macbeth– que se reparten varios roles; y esto tal vez provoque que escenas como el banquete, algunos discursos o las batallas requieran de una mayor amplitud visual… Tal vez romper la cuarta pared en estos casos –aprovechando la práctica habitual del teatro isabelino, que también se agarraba a prácticas minimalistas en la línea de esta propuesta- hubiese sido una opción funcional y deseable de cara a optimizar los medios de que se dispone. Pero no hay que olvidar –y queda claro- que el propósito mayor de esta idea es que el texto luzca como merece.

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Homogéneo en su honestidad el reparto actoral – en el que se cuentan discípulos de Manuel Lourenzo, y varios nombres notables del audiovisual gallego, en una práctica que seguramente garantizará, en el que brilla particularmente el sólido Macbeth de Xoan Carlos Mejuto, contagiando de su energía a cuantos están a su alrededor. El resto del reparto se reparte diversos roles. Iria Ares seguramente saque más partido como Bruja que como Lady Macbeth –si bien crece en aquellas escenas de este último personaje en las que comparte protagonismo con Mejuto- mientras que Luis Iglesia –Banquo, Seyton y Ross- aporta su elegancia natural; aunque a veces los finales de frase no lleguen a la platea todo lo nítidos que sería deseable. Correcto Carlos Sante en sus respectivos roles –Macduff, Duncan, Bruja y Asesino- y ciertamente sorprendente David Perdomo – monologuista y actor de sólida carrera; pero en principio de naturaleza en principio muy alejada al espíritu shakesperiano- como Malcom, Lennox, Fleance, Bruja y Asesino: en el rol del último rey de la historia (Malcom) sabe resaltar adecuadamente la pedantería del salvador de la patria que, en principio, no deja de ser el próximo tirano. Hay que volver a señalar –porque es de ley- que Ares, Sante y Perdomo se lucen como Brujas en las que seguramente sean las escenas más logradas del montaje.

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Propuesta honesta, que recupera uno de los grandes clásicos del teatro universal de la misma manera que pone en primer término el que en su día fue un momento germinal para la proliferación de un teatro en gallego en Galicia: teniendo en cuenta que la figura de Lourenzo nunca ha sido lo suficientemente reivindicada en su tierra, este es un buen primer paso en el que es un acierto hacer que toda la razón de ser pivote en la belleza del texto. Pero debe ser un primer paso: alguien debe recuperar el teatro específico de Manuel Lourenzo – cuyo último texto representado de manera profesional fue, si no me equivoco As Dunas, en la ya lejana temporada 2008-2009; curiosamente la misma temporada en la que Juan Durán estrenase la ópera O Arame, sobre un libreto de Lourenzo-. Alguien debería bucear con todas las garantías en Galicia en la obra de un autor que ha alcanzado mayor peso e influencia más allá de su propia tierra, más allá de este primer paso.

H. A.

Nota: 3/5

 

“Macbeth. O Ruido e a Furia”, de William Shakespeare. Versión y traducción de Manuel Lourenzo. Con: Xoan Carlos Mejuto, Iria Ares, Luis Iglesia, Carlos Sante y David Perdomo. Dirección: Xoan Carlos Mejuto e Iria Ares. ESTUDIO MOMENTO.

Teatro Rosalía Castro, 25 de Enero de 2019

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