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‘Los Dramáticos Orígenes de las Galaxias Espirales’, o una comedia distinta

abril 3, 2016

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Mea culpa. A pesar de que lleva ya unos años siendo una de las autoras teatrales más prolíficas de España -solo en 2015-2016 ha tenido en cartel en Madrid cinco o seis funciones distintas de autoría propia, fundamentalmente en el circuito off- nunca había visto nada de Denise Despeyroux hasta que llegó al Centro Dramático Nacional con Los Dramáticos Orígenes de las Galaxias Espirales. Había, eso sí, leído algunos textos suyos; y era capaz de reconocer en su escritura un universo propio y personal, de esos que uno no sabe hasta qué punto podrán cuajar en el escenario, en propuestas que, además -como es este caso- la propia autora acostumbra a dirigir.

En Los Dramáticos Orígenes de las Galaxias Espirales hay dos hermanas gemelas. Luz, enferma terminal y viviendo lejos, le pide a su hermana Andrómeda a través de Skype que la suplante en un par de ocasiones puntuales al año en reuniones familiares para evitar tener que contarle a la madre que se muere… El problema es que, mientras Luz es la hermana favorita, Andrómeda siempre ha sido el patito feo, la hermana a la sombra. A pesar de todo, Andrómeda termina aceptando el trato de la suplantación, en una familia marcada por el gusto por lo esotérico y las sustancias alucinógenas. Por si todo esto fuese poco, la madre, Aurora, tiene una mala leche del copón e inicia una relación por carta con el director de El Corte Inglés; Casandra, la tía, es una excéntrica interesada por el más allá; y Oliver, el primo, tiene un grupo de pop lacaniano -sí, han leído bien-, con hits como “Al Borde de lo Real” u “Otredad Radical”. Por el medio de todo esto, hay lugar para libros de autoayuda titulados Cúrate tú y Deja en Paz a los Demás, para las infusiones de ayahuasca, o para loas al Cumpleaños Feliz como uno de los temas fundamentales de la música universal…

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A primera vista, todo esto tiene pinta de ida de olla mayúscula, y nadie trata de esconderlo. Pero no se confundan, no se queden ustedes ahí: detrás de Los Dramáticos Orígenes de las Galaxias Espirales -que desarrolla una anécdota que la autora ya presentaba de forma más sucinta en una obra anterior, La Realidad– hay un cúmulo de cosas y géneros que milagrosamente cuajan, batidos en un gazpacho. Porque esa familia tan peculiar parece sacada de una suerte de sainete contemporáneo que emplea el factor esotérico -muy importante en la trama- para generar una alocada comedia de diálogos rápidos, con punch y ritmo frenético; en la que el respetable ríe sin reservas, porque los personajes acaban resultando más reales de lo que pueda parecer a simple vista, pese a que están enfocados hacia la comedia más desenfrenada. Y es que, detrás de esta comedia, Despreyroux plantea también un drama familiar sobre los roles de la familia, el sacrificio de la hermana en la sombra o la necesidad de hacer piña de una familia claramente resquebrajada marcada por el desenlace trágico que una de las hermanas, que hay que ocultar. Y lo cierto es que Despeyroux consigue casi milagrosamente escribir una historia en dos planos -la comedia costumbrista y el drama familiar- en la que los dos planos encajan y encuentran un perfecto equilibrio: aquí hay tanto espacio para la risa como para la reflexión, y nunca perdemos de vista el trasfondo trágico de la historia. No es fácil, pero creo que la autora lo logra por completo. Ya tiene mérito. Puede que al asunto le sobre un poco de metraje -dura 95 minutos, y creo que a veces se da vueltas sobre el mismo concepto repetidamente: acortar 20 minutos no estaría de más-; pero lanzarse a una escritura tan particular, con un equilibrio tan complejo y que funcione no lo hace cualquiera…

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Hay que decir también que el reparto está muy bien escogido, y que todos se adaptan muy bien al particular estilo de la escritura. Cecilia Freire -en uno de sus mejores papeles hasta la fecha- brilla en la peripecia de dar vida a las dos hermanas -y más aún, dar vida a una hermana haciéndose pasar por la otra, en un peligroso ejercicio de rizar el rizo-. No lo tiene fácil ni por el tono, ni por la diversidad psicológica que debe asumir ni por el trabajo de orfebrería que supone tener que hablar consigo misma a través de un vídeo en perfecta sincronización. Todo lo hace bien; pero es que además consigue encontrar el equilibrio entre comedia -un género para el que aparece especialmente dotada- y drama, removiendo corazones en dos monólogos muy hermosos.

El resto del reparto aparece también muy ajustado a sus respectivos roles. El primo hípster popero que se marca Juan Ceacero tiene su corazoncito, pero es a la vez una parodia de primer nivel de un tipo de persona(je) perfectamente reconocible -por no hablar de los hilarantes temazos que se marca, que son como para comprarse el disco a la salida…-. Y las comadres de Ascen López y Ester Bellver, ambas en un recital interpretativo de primer orden, son casi pura zarzuela moderna: sainete cómico del XXI. Lo clavan. Y, por si no fuese suficiente, entra en vídeo nada menos que Pepe Viyuela en un personaje sorpresa… Reparto de lujo.

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Partiendo de que creo que es de las pocas propuestas que he visto en esta pequeña sala en las que no he tenido la sensación de que la escena «se me venía encima», a la puesta en escena de Despeyroux hay que agradecerle el ritmo frenético -con la complicidad indispensable del elenco-, la claridad con la que se exponen los diálogos incluso a ese ritmo; y el equilibrio entre comedia y drama reflexivo que se ha alcanzado en el resultado final. El vestuario de Ana López Cobos tiene casi todo él un toque hortera que va que ni pintado a estos personajes. También aplaudir -mucho- el talento de Luismi Cobo a la hora de componer los temazos de pop lacaniano del primo Oliver – ¡qué arte para la parodia de lo indie y lo hípster, en un teatro que por cierto está a diez pasos de la sede de Subterfuge Records! -. Tal vez me sobren algunos recursos de vídeo -proyectar los títulos de las escenas no parece tener otra función que ganar tiempo en las transiciones…- y acaso la puesta en escena de la última secuencia se pueda revisar -claro que el espacio en esta sala es el que es…-; pero casi todo lo demás encaja.

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Y creo que, en suma, lo mágico de esta función está en que algo que parte de un título imposible -que no vende…- y que podría haberse quedado en una ida de olla mayúscula se convierta en una función divertida, bonita y reflexiva a partes iguales. Y sale. Los Dramáticos Orígenes de las Galaxias Espirales es una comedia distinta, pero con muchísima personalidad. No cualquiera se lo puede permitir. Habrá que seguir a Despeyroux de cerca.

H. A.

Nota: 4/5

 

“Los Dramáticos Orígenes de las Galaxias Espirales”, de Denise Despeyroux. Con: Cecilia Freire, Juan Ceacero, Ascen López y Ester Bellver. Actor en vídeo: Pepe Viyuela. CENTRO DRAMÁTICO NACIONAL

Teatro María Guerrero (Sala de la Princesa), 25 de Marzo de 2016

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